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1984: Libro del siglo XX que casi cien años después identifica al siglo XXI

Foto del escritor: fabian esteban jimenez acuñafabian esteban jimenez acuña


“1984” es uno de los libros de Orwell publicado en 1949 que leí en mis primeros semestres de universidad. Narra la vida y las estrategias que usa un régimen totalitario para controlar a su población. Nunca pensé que palabras como el gran Hermano, el ministerio de la verdad y doblepensar pudieran trascender y relacionarse con nuestra realidad digital y presencial actual.


Es cierto que en el mundo el totalitarismo ya no juega un papel fundamental, pero esto no quiere decir que las estrategias totalitaristas no sean usadas por “democracias” de la actualidad. Hoy no existe masivamente un régimen que controle los medios de comunicación, para que transmita su ideología y la gente se lo crea, como lo describe Orwell en su libro. Pero, si existen muchos medios de comunicación impresos, visuales y digitales que transmiten en exceso muchísima información, información que en cantidad de ocasiones es confusa o falaz, haciendo que la población se confunda y términe por no identificarse con ninguna causa política o social.


En 1984 la TV juega un papel fundamental para controlar y vigilar, viendo y escuchando lo que los habitantes de la población dicen u opinan. Si uno lo piensa detenidamente en la actualidad, la televisión no tiene cámaras que invadan nuestra privacidad del hogar, esto sería un desastre. Pero, el Internet y las redes sociales son seres omniscientes que registran y saben todos nuestros datos, movimientos y gustos personales, a través de un inocente like, comentario o compra por Internet. Esto pone en peligro a un sistema “democrático”, a nuestras políticas de privacidad y a la libertad de expresión.


El ciberespacio de hoy no es el mismo que estaba emergente en la década de los 90, que funcionaba descentralizadamente como una vía de escape a una realidad mundial dominante en donde el brazo libertador del capitalismo salvaba a la humanidad del “desastroso comunismo”, con la caída del muro de Berlín. En la actualidad este espacio digital se ha centralizado alrededor de grandes empresas como Facebook, google, Microsoft, Amazon, Apple, Tencent que monopolizan y controlan todos los aspectos de la vida de los usuarios a su antojo, de tal forma que ninguno de nosotros puede pasar por anónimo, o renunciar a las reglas de estas plataformas.



Un ejemplo claro de lo anterior es lo sucedido a principios de este año en enero, con el ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump. Finalizando el año pasado Joe Biden se posicionó como nuevo líder de la casa blanca del país Norteamericano, desde ese momento Trump y sus compatriotas Republicanos no dudaron en empezar a juzgar al proceso electoral de este país, diciendo explícitamente que hubo fraude electoral. Estos comentarios, acompañados de una fidelidad a Trump, llevaron a que hubiesen manifestaciones violentas por parte de los seguidores del republicano. Facebook, Instagram, Youtube y Twitter se dieron el gusto de bloquear las diferentes cuentas del ex presidente hasta por 48 horas, quitándole su libertad de expresión, porque sus post incitaban al odio. Trump no tuvo más remedio que esperar este tiempo para poder volver a publicar, siempre y cuando sus mensajes no fueran de ese estilo, porque hasta había la posibilidad de que perdiera sus cuentas.


Con lo anterior no estoy diciendo que las redes sociales y los medios digitales sean del todo malos, pues estas también permiten una democratización de la información, haciendo que los ciudadanos podamos de alguna manera apoderarnos de los medios de comunicación digitales y hacer frente a los mensajes de las corporaciones mediáticas. Además, estas facilitan una interconexión e interacción entre diferentes culturas, fortaleciendo el sistema económico, social, político y cultural de territorios a nivel mundial.


Igualmente, está claro que el Internet y las redes sociales también le han dado voz a diferentes sociedades que por mucho tiempo permanecieron en el silencio. La primavera Árabe o el occupy Wall Street en Estados Unidos no hubiesen sido posibles sin la ayuda de los ciberespacios que ofrece el Internet o sin la creación de Facebook, Twitter y el correo electrónico, que fueron los medios por donde se dió la lucha popular, contra estados democráticos y totalitaristas.


Pero, si hay que tener cuidado con las nuevas estrategias que usan los gobiernos para manipularnos y controlarnos a través de estos canales digitales. Contra esto hay que luchar, siempre hay que ser crítico con lo que se lee, se ve y se comparte en redes sociales, pues inocentemente podríamos estar contribuyendo a que se cumplan los objetivos de algunos en específico.

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